En el año 711 d.C., un ejército musulmán cruzó el estrecho de Gibraltar. 

Dos bandos visigodos luchaban enfrentados entre sí por la sucesión al trono. Uno de ellos pidió ayuda  a los musulmanes pero, el ejército musulmán, procedente del norte de África, aprovechó para invadir el reino visigodo. Los musulmanes derrotaron al rey Don Rodrigo, el último rey visigodo, en la batalla de Guadalete y acabaron con el reino de Toledo.

Tras esta victoria, en pocos años invadieron el resto de la península, excepto las zonas montañosas del norte, y le dieron el nombre de Al-Ándalus y a sus habitantes andalusíes.

Su capital fue el emirato dependiente de Córdoba, que obedecía al califa de Damasco. Los califas fueron asesinados, Abderramán I sobrevivió y huyó Al-Ándalus , donde se proclamó emir independiente en cuestiones políticas, aunque no en cuestiones religiosas.

En el año 929, Abderramán III, se convierte en la máxima  autoridad política, y desde ese momento religiosa, del reino, instaurando el califato de Córdoba. Es la época de mayor esplendor de al-Ándalus.

Sin embargo, tuvo que hacer frente a numerosas batallas con los reinos cristianos, por lo que dispuso de más tropas  para asegurar sus fronteras.

Tras la muerte de Abderramán III, se producen disputas entre los musulmanes, que tienen como consecuencia la división del califato en pequeños reinos, llamados taifas.

Estos reinos estaban enfrentados unos con otros, lo que aprovecharon los reinos cristianos para ir conquistando sus tierras.

En 1212 se produjo la batalla de las Navas de Tolosa, en la que los cristianos derrotaron a los musulmanes. A partir de esta victoria, los reyes cristianos conquistaron casi todo al- Ándalus. Solo permaneció el reino nazarí de Granada hasta el año 1492.